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InicioEl corazón del pecado
El corazón del pecado

El corazón del pecadoES

Paranormal
Alan Flores  Completo
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34Capítulos
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Resumen
Índice

Sinopsis

BadgirlSobrenaturalodio amarFantasía oscuraParanormalRomanceMuerte familiarprotagonista femenina fuerte

Kaled Gama ha cumplido su sueño: ser aceptado en el Tecnológico de Querétaro. Con esta meta cumplida viaja a la ciudad para irse preparando para su nueva vida, sin embargo, cuando todo parecía indicar que viviría una vida común y corriente de universitario, no sólo es arrastrado a un misterioso mundo donde reptan criaturas desconocidas y peligrosas… sino que también conoce a Diana, una misteriosa chica que se dedica a cazar a estas criaturas. A partir de este encuentro, la vida de universitario de Kaled será por completo muy diferente a lo que él esperaba.

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Último capítulo

  • 34: Deseo en virtud

    Para ser casi el final del otoño, ese día estaba bastante soleado en Querétaro.Sin embargo, eso no quitaba que el uso de una chamarra fuera obligatorio pues los fuertes vientos helados podían hacer que aquel que le jugara al valiente con el frío obtuviera un catarro que le arruinaría las fiestas navideñas que ya estaban a la vuelta de la esquina, y nadie quería eso.Bajo el puente peatonal que estaba frente a la plaza de las Américas, se detuvo un autobús para que bajara el pasaje. Entre todas las personas que bajaron, bajó Kaled, portando una gruesa chamarra café que lo protegía del frío y además, con la cara llena de parches y curaciones y eso sólo era lo que estaba visible.Aunque ya habían pasado algunos días, los golpes y las heridas todavía le dolían, pero ese día se hicieron más soportables pues resulta

  • 33: Devoradora de pecados

    Ni Diana ni Amit podían comprender qué era lo que estaba pasando. No había duda, esa persona frente a ellas era Nadia, tal vez la forma en que Nadia se vería si tuviera la edad de Diana, pues su cabello era más corto que el de su hermana, no llevaba la trenza en su lado izquierdo y además, su expresión facial era diferente.—¿Pero cómo…? —exclamó Amit mirando a la aparición—. Nadia… ¡¿De verdad eres tú?! De verdad… ¿regresaste del mundo de los muertos?En respuesta, Nadia sonrió de una forma triste y dijo:—Aquellos que han muerto no pueden revivir por más que lo deseemos. Así que yo… soy y no soy Nadia.Esta respuesta confundió a Diana y a Amit.—No te entiendo… —exclamó Amit confundida.Nadia miró al cielo y dijo:&mdas

  • 32: Deseo en pecado

    Tras la declaración de Amit, tanto Kaled como Diana se quedaron en silencio. Para Kaled era imposible saber qué era lo que Diana estaba pensando tras esa extraña frase, pero para él al menos algo ya hacía sentido: el porqué Amit llamaba a Diana “faker”. Faker significa falso, si para ella Diana era una “falsa Diana”, tenía sentido que la llamara así… ¡¿Pero por qué esa eidola estaba convencida de que ella era la verdadera Diana?!—¡No digas estupideces! —se apuró a gritar Diana—. ¡¿Cómo diablos un pecado como tú sería la verdadera yo?!Ante la pregunta, Amit rió un poco, bajó la cabeza y mientras comenzaba a pasearse por el lugar, dijo:—Al principio yo tampoco lo creí posible, pero las pistas están ahí. Los pecados no deberíamos tener tantos rec

  • 31: Agonía

    Por su naturaleza como pecado, Amit apenas si era capaz de sentir cambios de temperatura… pero nada más escuchar esas tres palabras de boca de Daniel, y además verlo preocupado por la situación en la que se encontraban, la eidola pudo sentir algo de frío bajar por su espalda.Mientras tanto, el devorador frente a los dos pecados sonrió y dijo:—Vaya, vaya… ¿quién lo diría? Los pecados que estaba rastreando resultaron ser bastante especiales: dos eidolas. Podrían engañar a cualquier otro humano con su apariencia pero no a un ojo experto como el mío.Daniel, apretando los puños gritó:—¡Déjanos en paz! No queremos problemas.Ante el pedido de Daniel, el devorador rió y dijo:—¿Problema? Pero si ustedes ya tienen un problema: existen. Y yo tengo hambre. Los eidola son sólo un mito y aqu&iac

  • 30: Especial

    Y a partir de ese momento comencé a vivir con Daniel en nuestra pequeña casita en el bosque. No había mucho qué hacer, Daniel a veces cuidaba de su jardín o nos poníamos a leer, pero en general sentía que nos limitábamos “a estar”.Lo único que de verdad me animaba en esos días era salir a cazar pecados para alimentarnos, aunque eso sólo comenzó a demostrarle a Daniel que yo no era un pecado normal.En ese momento el claro del bosque estaba rodeado por aquella espesa niebla e iluminado por aquella espectral luz blanca. Daniel y Amit habían salido a cazar pecados, pero no estaban preparados para lo que se terminarían encontrando ese día.Enfrente de los dos eidolas, se encontraba un enorme toro verde de más de tres metros de altura con dos largas lenguas de fuego en lugar de cuernos.—Hay

  • 29: Quien soy

    Kaled y “Nadia” caminaban por el underground, con el joven atado por el pecado que parecía una estrella de mar y guiado por el pecado que parecía duende. Frente a ellos iba “Nadia”, caminando como si nada, con las manos tras la espalda, con una sonrisa en el rostro y hasta se podía escuchar que iba tarareando una canción.Luego de un rato, el tan singular grupo llegó hasta la calle Pie de la cuesta, donde se detuvieron.—Bueno, creo que ya nos alejamos lo suficiente —dijo de pronto “Nadia”, luego esta se giró y miró a los dos pecados—. Los veré después.Acto seguido Kaled sintió como el pecado estrella de mar lo soltaba para después ver cómo la niebla comenzaba a desaparecer, la luz sobrenatural comenzó a apagarse y poco a poco transeúntes y vehículos comenzaron a aparecer. En la esquina estaba una joven r

  • 28: Odio acumulado

    Dos seres consumidos por el odio se enfrentan cara a cara.Ambos perdieron a un ser amado.Y ambos culpan al otro de su pérdida.¿Qué resultado tendrá este terrible encuentro?En la zona que se había convocado en la casa de la familia Santamaría, la tensión era tal que podría cortarse con un cuchillo.Ricardo justo acababa de confesarle a su sobrina que, indirectamente, había sido el responsable de la muerte de su hermana y sus padres.Mientras tanto, Diana tenía frente a ella al culpable de todo su sufrimiento y quien al mismo tiempo le había cuidado y dado todo el conocimiento justo para ese momento. Pero pese a todo, ella estaba decidida a terminar con el enemigo frente a ella.Y a un lado de Ricardo, se encontraba un enorme león ne

  • 27: El más grande de los pecados

    Abrió los ojos y giró la cabeza para mirar la silla donde usualmente Kaled vigilaba su sueño, pero no vio a Kaled, sino a Ricardo.—Hola —le saludó su tío al verla despertar, sonriendo como si nada hubiera pasado.Ante esta situación y débil como se encontraba, Diana sólo pudo fruncir el ceño y decir con rabia.—Fuiste tú… siempre fuiste tú… Ahora entiendo porqué mis pecados se negaban atacarte: eres igual a ellos.Ante la acusación, Ricardo se limitó a continuar sonriendo y a decir:—Es… más complicado de lo que parece.—¡¿Cómo puede ser complicado?! —gritó la devoradora reincorporándose un poco—. ¡Odiabas a mi padre! ¡Y mandaste a esa cosa a matarlo! ¡¿Pero por qué a mi hermana?! ¡¿Por qué

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34 chapters
01: Tres en la oscuridad
El corazón del pecado/Alan Flores
Esa noche algo pasaba en la ciudad de Querétaro, aunque casi nadie fuera capaz de percatarse de ello: una espesa niebla cubría toda la zona al tiempo que una luz espectral iluminaba el lugar.Las calles estaban vacías y nada, desde el sonido de autos hasta el sonido de animales nocturnos, podía escucharse. Nada, excepto unos pasos que hacían eco.Poco a poco comenzó a hacerse visible el dueño de esas pisadas. Era una joven de largo cabello rubio que contrastaba con su piel morena, que llevaba una trenza en su sien izquierda y vestía ropa deportiva negra que permitía ver su desarrollado cuerpo que indicaba que era una mujer en la flor de la juventud. Pero sus rasgos más llamativos eran la mueca de dolor que se dibujaba en su rostro y la forma tan insistente en que se sujetaba el brazo izquierdo sobre el cual, en su hombro, había una mancha negra que formaba lo que parecían ser dos alas a
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02: Un chico nuevo en la ciudad
El corazón del pecado/Alan Flores
El sol entró por las ventanas de aquella habitación de hotel hasta que llegó a la cama en la que dormía un muchacho de alborotado cabello negro y tez blanca. Al sentir la luz entrar a su habitación abrió sus ojos castaños, se levantó y se estiró para eliminar los últimos resquicios de sueño en su cuerpo.Salió de la cama, se dirigió a la ventana de la habitación, miró la calle frente a él y sonrió. Aquí estamos al fin. Querétaro. Dijo una voz en su cabeza.Suspiró nostálgico, deseoso por explorar esa ciudad de su infancia por lo que tras ponerse la ropa y los lentes, bajó a la recepción del hotel desde donde salió a la calle.Querétaro era la ciudad en la que había nacido y crecido al menos hasta que tenía doce años, cu
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03: Encuentro en la niebla
El corazón del pecado/Alan Flores
Estaba rodeado de niebla, iluminado por una luz imposible para la hora que era. Este lugar… Dijo la voz en su cabeza.No podía comprender qué había pasado. ¿De dónde había salido esa niebla? ¿Y cómo no se había percatado de que estaba siendo rodeado por ella?Pero entonces se dio cuenta de otra cosa: estaba solo. No había nadie más en la calle, ni siquiera ruido. Corrió a una puerta y la tocó con insistencia no sabiendo qué diría cuando le abrieran, lo único que deseaba era asegurarse de que no estaba solo como sospechaba, pero luego de aporrear la puerta por un rato, nadie le abrió.Sin resultados, se cambió a la siguiente puerta y luego a otra y a otra más. Incluso gritó para llamar la atención de los habitantes de las casas, pero nadie le respondió.Leer más
04: Reunión en la habitación
El corazón del pecado/Alan Flores
Mientras Kaled y la criatura intercambiaban miradas, tras ellos Diana miraba impotente la escena. Trataba de ponerse de pie para salvar a Kaled, pero sabía que luego de ese fenómeno quedaba indefensa por un par de minutos, por lo que sólo logró juntar suficientes fuerzas para gritar:—¡Corre!Y como si el grito de Diana fuera una señal, la criatura levantó su garra y la lanzó contra Kaled. En su estupor, Kaled sólo pudo hacer una cosa: cubrirse con sus brazos y cerrar los ojos esperando el fatal golpe… pero este nunca llegó.Confundido, Kaled se animó a abrir los ojos y contempló, tan sorprendido como Diana, la escena frente a él: En efecto, la criatura lo había atacado… pero su garra se había detenido apenas a centímetros de él. Tócalo. Dijo la voz en su cabeza. Kaled
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05: Una propuesta interesante
El corazón del pecado/Alan Flores
—Este mundo es más de lo que ves —comenzó Ricardo—. Hay un plano al que llamamos el underground, porque ya sabes: todo suena mejor en inglés. En este plano habitan las criaturas que conociste.—¿Los pecados? —preguntó Kaled recordando que Diana y Ricardo habían llamado así a esas cosas.Ricardo asintió.—A la par existimos personas que somos capaces de llamar un fragmento del underground al mundo real, lo que llamamos nuestra zona. Nuestro objetivo es simple: usar nuestra zona para cazar a los pecados y devorarlos.Esa última palabra le hizo sentido a Kaled y dijo:—Devoradores de pecados…—Exacto —dijo Ricardo sonriendo—, eso es lo que somos.—¿Por qué lo hacen? ¿Qué ganan con eso? ¿Protegen a la humanidad de ellos? —pregunt
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06: El guardián
El corazón del pecado/Alan Flores
Kaled abrió los ojos de golpe, se reincorporó y se limpió el sudor que le empapaba la cara para luego suspirar. Para cualquier otra persona, esa forma de despertar tal vez se podría deber al calor provocado por el verano, pero él sabía que se debía a que había tenido un muy mal sueño donde había un mundo de niebla y monstruos de formas indecibles.¿O no había sido un sueño?Kaled se apuró a tomar su teléfono, abrió la agenda y la recorrió hasta llegar a un nombre que le confirmaba que todo lo que había vivido el día anterior había ocurrido: Ricardo Santamaría.Sin querer pensar en lo que todavía tenía que hacer con ese número, salió de la agenda y miró la hora, se sorprendió por ver que era casi medio día, por lo que pronto tendría que entregar la habitació
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07: De regreso
El corazón del pecado/Alan Flores
Kaled abrió los ojos, los entornó para ver en dónde estaba y se vio en los asientos de un autobús.Se estiró para quitarse los últimos resquicios de sueño que le quedaban, luego recorrió la cortina para ver por la ventana y sólo vio un extenso campo de hierba amarilla pasar a gran velocidad frente a él.Suspiró y se volvió a acomodar en su asiento. El plazo ya se había cumplido: ahora mismo se encontraba de regreso a Querétaro para enfrentarse a su nueva vida, no sólo en lo académico, sino también dentro de ese extraño mundo de los devoradores de pecados.Cuando regresó a Xomalitlán, para su buena suerte su padre no notó que había llegado pensativo luego de su extraña aventura en Querétaro y sólo se limitó a preguntar cómo le había ido, a lo que Kaled sólo respon
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08: El diario
El corazón del pecado/Alan Flores
—Estuvo buena la pizza, mejor que unas sopas instantáneas —bromeó Ricardo una vez que todas las rebanadas de pizza desaparecieron. Luego miró a Kaled y dijo—. Ahora que estamos más relajados, supongo que es hora de resolverte dudas sobre el mundo al que estás por entrar. Había pensado en darte toda una cátedra… pero creo que será un poco más fácil si te doy esto primero.Ricardo se puso de pie y fue hasta el trinchador, buscó algo en la parte de arriba de este y cuando lo encontró, lo jaló hacía él: un enorme libro de una gruesa pasta de piel negra y de hojas amarillentas.—Este es el diario de mi madre —explicó Ricardo mientras dejaba caer el libro en las manos de Kaled y este constataba que era tan pesado como parecía—, aunque creo que sería más propio decir que es un manual para los devoradore
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09: En la primera guardia
El corazón del pecado/Alan Flores
Diana salió de la habitación y Kaled se apuró a seguirla.—¿En qué nos vamos a ir? —preguntó Kaled alcanzando a la muchacha. Esta le miró y en respuesta preguntó.—¿Tienes licencia de manejo?Kaled parpadeó un poco confundido y respondió:—Eh… sí.—Con eso tenemos.Y fue a la habitación de Ricardo abriendo la puerta de golpe sin ningún atisbo de vergüenza.—Nos llevamos el auto —dijo Diana más avisando que pidiendo permiso, mientras tomaba un manojo de llaves que se encontraba sobre la mesa de noche al lado de la cama.Ricardo, que se encontraba acostado en la cama mirando un partido de futbol en el televisor, sólo giró la cabeza para ver a su sobrina y sin darle mayor importancia a la intempestiva forma en la que Diana había entrado, dijo:&md
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10: La razón para estar
El corazón del pecado/Alan Flores
Kaled se encontraba sentado en la mesa de la casa de la familia Santamaría, con su cara apoyada sobre su puño.Hacía un rato que había regresado de la cacería de Diana. El muchacho había llevado a la inconsciente Diana de vuelta a casa y cuando llegó, tocó la puerta para que Ricardo saliera a ayudarle.Ante la insistencia de Kaled, el hombre salió de la casa y miró el auto. Vio a su sobrina inconsciente en el asiento del copiloto y sin ninguna expresión abrió la puerta del auto, cargó a la joven y mientras Kaled le explicaba de forma apresurada lo que había pasado, la llevó dentro de la casa, a su habitación. Kaled había estado desde ese momento sentado en la mesa de la sala, pensando sobre muchas cosas, hasta que vio a Ricardo salir de la habitación de la muchacha.—¿Cómo está? —se apresuró a pregu
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