"Hace muchos muchos años, el brujo más poderoso que hubo sobre la faz de la tierra fue encarcelado en un remoto lugar, cautivo con magia ancestral, obligado a vivir eternamente en un mismo sueño. Hoy día, nadie conoce ya esta antigua historia, así que, cuando las obras para el nuevo complejo turístico de la ciudad comienzan y topan con algo extraño, ni siquiera se dan cuenta de lo que sucede, ni siquiera preveen que están a punto de liberar al ser más poderoso que ha existido jamás"
Leer más300 años antes (Siglo XVIII):
Todos los miembros del consejo estaban reunidos en la iglesia de San Agnes, todos esperaban impacientes la llegada de aquel al que debían condenar, a ese que tantas muertes había ocasionado a lo largo de los años, ese cuyo nombre era temido por todos los de aquella sala.
Thorburn el oscuro, solían llamarle, aunque muchos pensaban que era el mismísimo demonio en persona, pues de qué otra manera podría matar de la forma en la que lo hacía, sin ningún tipo de remordimiento, y sin miedo alguno a ser ejecutado.
Las cadenas no podían retener todo su poder, por eso tuvieron que acudir a los brujos blancos del norte para capturarlo, con la promesa de que no harían daño alguno a la congregación, serían los únicos brujos que se salvarían de aquella masacre, y por supuesto, estos aceptaron encantados.
Habían tardado más de doce años en capturarlo, y mucho esfuerzo por parte de la familia más antigua de toda la aldea: los Rhys, descendientes del primer cazador de brujas. Y al fin, tras muchas bajas, lo habían logrado.
El sacerdote Potter fue el primero en hablar en aquella silenciosa noche, repleta de velas, por todas partes, rodeando la pequeña iglesia, con los 7 brujos blancos en cada uno de los puntos estratégicos de esta.
Cualquier otro en su lugar estaría muerto de miedo, suplicaría por clemencia, pero Thorburn no, lucía tranquilo, con una sonrisa maliciosa en su rostro, con las palmas de las manos hacia abajo, y los ojos cerrados, como si estuviese invocando al mismísimo demonio.
El Oscuro era el brujo más malvado que había sobre la faz de la tierra, mataba sin necesidad de usar hechizos o encantamientos, con tanto sólo pensarlo, sin estar necesariamente en el mismo espacio que la víctima. Un ser tan atroz y vil, que había intercambiado su propia alma con los infiernos a cambio de la inmortalidad, o al menos, eso decían las malas lenguas.
Epílogo 1. En un oscuro castillo, apenas iluminado por la luz de las velas, en el reino de Helheim, una bella joven de cabellos negros, miraba hacia la nada, sosteniendo aún el caliente corazón de su amado, dejando caer una lágrima, haciendo que una figura poco corpórea apareciese de la nada, e intentase limpiarla. Pero era en vano, su mano tan sólo atravesaba el rostro de esta. Mi amor – llamó ella, haciendo que este la observase, con cautela, sin atreverse a decir palabra alguna – esta vez no dejaré que nadie nos separe – aseguró, comenzando a pronunciar un conjuro maldito, en una lengua muerta, algo que ningún ser vivo conocía ya, al mismo tiempo que introducía el corazón mordisqueado en su pecho, conllevando a que aquella figura comenzase a volverse humana, de nuevo, desde el pecho, hacia las extremidades. Él levantó la mano entonces, apoyándola sobre el rostro de su amada, dándose cuenta de que en aquel mom
Thor miraba hacia Mosmodre y Hela con cara de pocos amigos, más que dispuesto a seguir con los preparativos él mismo, a pesar de no saber con exactitud sobre el hechizo, cuando alguien se interpuso en su camino. El padre de todos, Odín apareció de la nada, haciéndole dudar hasta de su propia existencia. Padre… - comenzó, intentando explicar aquella situación, mientras el otro se colocaba en posición de ataque con su impoluta capa de color azul marino, sus cabellos blancos ondeándose con un viento que no parecía soplar por ninguna parte. Thor – reconoció, con voz dura y potente – no esperaba esto de ti – el otro volvió a sacar su careta, mostrándose arrepentido, inocente, pero su padre no se dejaría engañar esta vez – en todos estos años, nos has mantenido engañados… confié en ti… Padre, esto no es … - intentó, nuevamente, convencer a su padre de que aquello era un mal
Selena sonreía, o quizás debía decir Seren, pues ella ya no era aquella bruja que pensaba ser, en aquel momento era una diosa, y no podía dejar de reír, al pensar en lo que Erwin había obligado a hacer a unos turistas. Los pobres mortales se quitaron la ropa cuando él les convenció con su mente de que era lo que debían hacer. Ambos caminaban por aquel bonito bosque, junto a la cascada, con unas ropas que no eran suyas. Selena se detuvo, divertida, levantando las manos, haciendo que él levantase las suyas y ambas se rozasen. Erwin ya había presenciado aquella escena con anterioridad, quizás fue su sonrisa lo que lo hizo recordar, o la forma en la que ella le miraba, con esa complicidad por la que lo habría abandonado todo. Perdió la sonrisa en cuanto recordó lo que venía a continuación. Selena cayó al prado, sujetándose el vientre, con un fuerte dolor en este, mientras se hinchaba, horrorizada, comprendiendo lo que estaba por suceder.
Se besaban, apasionadamente, en la ducha, aplacando el fuego que irradiaba de ella, cada vez que él se aferraba a su cuerpo. El agua helada se evaporaba al caer sobre su piel, mientras se aferraba a aquel beso, y él la apretaba contra él, aferrándose a sus nalgas, incapaz de dejarla ir. Se echó hacia atrás, con rapidez, tan pronto como el vestido de ella prendía en llamas, y ni siquiera el agua podía sofocarlo. Sonrió, divertida, al ver su cara de incredulidad, cuando se quedó completamente desnuda, y volvió a ser cubierta por el agua fría, volviendo a evaporar esta. Se aferró a su cuello, y volvió a besarle, desnudándole con rapidez, haciendo que fuese difícil pues sus ropas estaban húmedas. Espera – le detuvo, apretándole contra la pared de la ducha, justo en el lugar en el que el agua no caía – vamos a intentar una cosa – él la miró, algo temerosa, mientras ella sonreía. ¿Qué vas a …? – se detuvo, tan p
Loki llegó a Midgard, dejando a aquel humano allí, cerca de la batalla que días antes había tenido con su medio hermano Thor. ¿Vais a dejarme ir? – preguntó el otro, sin comprender, haciendo que este sonriese, con malicia - ¿por qué? Las cosas deben ser como están escritas – admitió – La broma que le hice a Balder, conllevó a su muerte, justo como Hela vio. Mi encierro volverá a producirse, y cuando sea liberado, el fin de los días llegará. Mi venganza, llegará. Gracias – agradeció, haciendo que este mirase hacia el brazo que se aferraba al suyo. Jamás un humano se había atrevido a tocarle con anterioridad – no eres ese dios loco que todo el mundo cree que eres – sonrió, sin decir nada, más que dispuesto a desaparecer – no volveré a acercarme a ella – Loki sonrió, volviendo a observarle. Sucederá, aunque te niegues a aceptarlo – le dijo
Hela y Seren luchaban la una con la otra, practicando el honorable arte de la lucha. La mujer echó un humo negro sobre ella, pero esta lo detuvo, creando un campo de fuerza de fuego que la protegía.Aprendes deprisa – admitió su hermana, cediéndole una copa de vino que cavaba de hacer aparecer de la nada. Esta lo bebió de un trago, haciendo luego desaparecer la copa en llamas.Tengo una buena maestra – le dijo, haciendo que la otra sonriese, sentándose luego junto a ella, en el tronco, mirando hacia el río que las rodeaba.Antes tuviste otro maestro – añadió. Tragó saliva, sin saber qué decir al respecto – No volverás a verle, Seren – ella asintió, sin decir nada – Tu lugar está aquí, con tu familia, no en Midgard.&E
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