El silencio había regresado a la sala de juntas de Orion Corp., pero esta vez era un silencio de limpieza y de nuevo comienzo. Kael padre había sido escoltado fuera, su caída ejecutada con una rapidez y una precisión que solo una traición interna, armada con la verdad irrefutable, podía lograr. La junta directiva, tras la confirmación de Kael como CEO y la aceptación tácita de Elara como su asesora estratégica y socia, se había dispersado, dejando a la pareja a solas en la inmensidad de la sala, los ecos de la confesión de Lysandra y la humillación del patriarca aún flotando en el aire.
Kael se sentó en su silla, ahora con el título de CEO asegurado por la verdad y no por la herencia, su mano cubierta por la de Elara. No había euforia en su victoria, solo una paz profunda y un cansancio que finalmente se permitía sentir.
"Ha terminado, Elara," susurró Kael, mirando el asiento vacío de su padre, la silla donde el veneno y la mentira habían reinado por años. "El imperio de mi padre ha c