El jet privado de Kael despegó de la azotea de Orion Corp. menos de una hora después de la junta directiva, llevándose a la pareja lejos del caos legal que se desataría. Kael había dado instrucciones claras a sus leales restantes para asegurar la detención de su padre y el inicio inmediato de la auditoría de transparencia, sellando su victoria. Ahora, solo buscaban el silencio y la paz del hangar subterráneo, el único lugar que se sentía como un verdadero hogar.
Elara se reclinó en el asiento de cuero, su mano sobre el vientre, la inyección de cobalto y la tensión emocional dejándola exhausta, pero su mente estaba en calma, anclada por la presencia de Kael a su lado. El dispositivo de audio cifrado de Lysandra, la prueba de su triunfo, estaba asegurado en la caja fuerte del jet, la voz de la verdad a salvo.
"La forma en que manejaste a mi padre, a Serena, a la junta... fue impecable, Elara," dijo Kael, su voz teñida de admiración y alivio. Había recibido un analgésico más fuerte para