La verdad revelada flotaba en el aire estéril del laboratorio subterráneo, una certeza científica confirmada por el análisis de Elara y la sabiduría ancestral de Helena: el heredero de Kael y Elara no solo corría el riesgo de poseer la Habilidad de hipersensibilidad, sino que, debido a la naturaleza dominante en la línea materna Orion, casi con total seguridad la poseería, una herencia que era tanto un don inmenso como una carga potencialmente destructiva, un hecho que obligaba a Elara a confrontar la maternidad desde una perspectiva de guerra y supervivencia.
Mientras Kael yacía en la camilla, sumido en un sueño reparador y medicado, Elara y Helena se sentaron frente a una consola antigua, el centro de control del laboratorio de Lysandra, la urgencia de la planificación eclipsando el descanso y la sanación de sus propias heridas.
"La certeza de que lo heredará cambia todo, Helena," declaró Elara, su voz baja y tensa, mientras tecleaba datos en la consola, intentando modelar las varia