Después de un sustancioso desayuno y una nueva sesión de sexo bastante vigorosa y exigente, Goldie y yo nos cambiamos de ropa. Tal como lo prometí, quiero darle la oportunidad para que haga realidad todos sus sueños. Además, también hay planes especiales para los dos, porque, a partir de hoy, he decidido darles un vuelco completo a nuestras vidas.
―¿A dónde iremos?
Nos miramos a los ojos a través del reflejo del espejo. Sonrío, henchido de la emoción.
―¿Es una sorpresa?
Me sigo anudando la corbata sin dejar de mirarla. Hace un pucherito de pena y pone sus ojitos de cachorrito triste, causándome mucha gracia con el gesto de niña consentida.
―Tantas sorpresas juntas me ponen inquieta.
Protesta, en rebeldía. Giro mi cuerpo, la abrazo y la pego contra mi pecho.
―Te prometí que iba a poner el mundo a tus pies y es eso lo que, precisamente, voy a hacer a partir de este momento.
La dejo boquiabierta con aquellas palabras.
―No necesito que me facilites las cosas, Denzel ―protesta y, p