Mi amigo me mira con suspicacia.
―Hablaremos de negocio, pero antes tienes que hablarme de lo que está pasando con esa chica ―gira su cara y observa hacia la puerta de la casa para asegurarse que ninguna está cerca para oír lo que va a decirme―. Te juro que acabas de dejarme perplejo al verte con ella en plan romántico.
Ruedo los ojos y trato de cambiar el tema.
―Agradezco que hayas venido, Gonzalo ―le explico al acercarme a él―, he estado pensando al respecto de todo lo que me ha pasado y he tomado una decisión.
Niega con la cabeza.
―No, Denzel, no voy a permitir que redirijas el tema de conversación ―menciona, decidido e interesado―, luego, vas me vas a dar toda la información que tengas de esa preciosa rubia de ojos azules que me ignoró como si fuera algo insignificante.
Sonrío, satisfecho.
―Ángela está en una liga completamente diferente a la tuya, Gonzalo ―le digo complacido―. No es de la que llevas a la cama para pasar el rato y luego, te olvidas de ella ―niego con la ca