Unidos en la Adversidad

Con la mirada perdida en el paisaje que se deslizaba más allá de la ventanilla. Las luces de la ciudad destellaban como estrellas fugaces en la oscuridad de la noche, pero su mente estaba ocupada con pensamientos sobre Alexander y la difícil conversación que se avecinaba.

Airin empieza a escuchar el móvil que lleva en el bolso, lo saca y ve que Katy la está llamando.

Airin: Katy, ¿qué pasa?", (preguntó Airin, sintiendo que algo no estaba bien por la tonalidad de la voz de su amiga al otro lado de la línea).

La voz de Katy sonaba alterada cuando respondió.

Katy: Airin, lo siento mucho, pero surgió una emergencia en el trabajo y necesito que vengas.

La expresión de Airin se tensó ligeramente al escuchar las palabras de Katy, pero asintió con resignación.

Airin: Está bien, Katy. No te preocupes ya voy.

Después de despedirse de Katy, Airin se dirigió al conductor del taxi pidiéndole que cambiara el rumbo.

Mientras tonto John intentaba comunicase con Alexander para saber donde estaba y que estaba pasando.

Después de varios intentos fallidos, John finalmente logró hablar con Alexander, quien le proporcionó algunas indicaciones para encontrarse con él. Alexander, aunque todavía angustiado, logró comunicar a John la dirección de donde se encontraba o al menos una referencia que pudiera ayudar a ubicarlo.

Con las indicaciones en mente, John se apresuró a tomar un taxi y se dirigió hacia el lugar señalado por Alexander. Mientras el taxi avanzaba por las calles iluminadas por las luces de la ciudad, John no podía dejar de preocuparse por el estado en el que encontraría a su amigo. La conversación telefónica solo había aumentado su ansiedad y su deseo de llegar lo antes posible.

Finalmente, el taxi se detuvo en la dirección indicada por Alexander. John pagó al conductor y salió apresuradamente del vehículo. Al mirar a su alrededor, se encontró en un lugar que parecía ser una zona residencial, con edificios de apartamentos altos y calles estrechas.

Con el corazón latiendo con fuerza en el pecho, John se dirigió hacia el lugar exacto donde Alexander le había dicho que lo esperara. Estaba decidido a ayudar a su amigo, pase lo que pase.

Se encontraba en una callejuela poco iluminada, rodeada de altos edificios de apartamentos. La atmósfera era sombría y silenciosa, con solo el murmullo distante de la ciudad como telón de fondo.

Al principio, John no vio a Alexander en ninguna parte. Miró a su alrededor, sintiendo una creciente sensación de inquietud. Pero entonces, divisó una figura solitaria al final de la calle, recostada contra una pared.

Se apresuró hacia allí y encontró a Alexander sentado en el suelo, con la cabeza gacha y los hombros encorvados. Su aspecto era desaliñado y cansado, y su rostro estaba marcado por la angustia y el desespero.

John se arrodilló junto a él, poniendo una mano en su hombro en un gesto de apoyo silencioso. Alexander levantó la mirada, y en sus ojos cansados y apagados, John vio una mezcla de tristeza y alivio.

Sin decir una palabra, John ayudó a Alexander a levantarse y lo llevó hasta el taxi que estaba esperando. Estaba claro que su amigo estaba pasando por un momento difícil, y John estaba decidido a estar allí para él, pase lo que pase.

John ayudó a Alexander a subir al vehículo, asegurándose de que estuviera cómodo en el asiento trasero antes de cerrar la puerta.

El viaje de regreso fue silencioso, con Alexander casi inconsciente  y John reflexionando sobre lo que podría haber llevado a su amigo a este punto. A medida que el taxi se abría paso por las calles iluminadas de la ciudad, John estaba decidido a encontrar una manera de ayudar a Alexander a superar esta crisis.

Finalmente, el taxi se detuvo frente al edificio de apartamentos de Alexander. John pagó al conductor y luego ayudó a Alexander a bajar del vehículo. Juntos, subieron hasta llegar al apartamento de Alexander.

Una vez dentro, John preparó una taza de té caliente para Alexander y se sentaron juntos en el sofá. El silencio invadía la sala.

Airin entró a su pastelería con una expresión de preocupación al ver el estado nervioso de Katy. La atmósfera estaba cargada de tensión mientras los clientes seguían llegando, esperando ser atendidos.

Katy: Airin, ¡qué alivio que estés aquí! La cafetera se averió y no puedo manejar todo esto sola.

Airin sacó su teléfono móvil del bolsillo y buscó en sus contactos el número del técnico de la cafetera. Marcó el número y esperó impacientemente a que alguien respondiera al otro lado de la línea.

Después de unos momentos de espera, finalmente escuchó la voz del técnico del otro lado.

Técnico: ¿Hola? ¿Quién habla?

Airin: Hola, soy Airin, de la pastelería del centro “Dulces Encuentros”. Tenemos un problema con la cafetera y necesitamos que vengas lo antes posible.

Técnico: Entiendo, ¿qué tipo de problema están experimentando?

Airin explicó la situación rápidamente, describiendo los síntomas que la cafetera estaba mostrando y la urgencia de la situación.

Airin: Necesitamos que vengas lo antes posible. No podemos permitirnos estar sin cafetera.

Técnico: Entendido, estaré allí en unos 30 minutos.

Airin agradeció al técnico y colgó el teléfono con un suspiro de alivio. Con la ayuda en camino, ahora solo tenía que mantener las cosas bajo control hasta que llegara el técnico.

Airin rápidamente se dirigió hacia la parte trasera de la pastelería, donde guardaba la cafetera eléctrica de jarra como reserva. Con determinación, la sacó de su lugar de almacenamiento y la llevó hacia la barra principal.

Con habilidad, llenó la cafetera con agua y café molido, asegurándose de que todo estuviera listo para empezar a preparar café de inmediato. Encendió la cafetera y observó con alivio cómo el líquido oscuro comenzaba a filtrarse lentamente en la jarra.

Mientras tanto, los clientes seguían llegando a la pastelería, pero Airin se mantuvo calmada y enfocada en su tarea. Sabía que era importante mantener contentos a los clientes, especialmente durante la hora punta.

Con cada taza de café que servía, Airin podía sentir un poco de alivio. Aunque la situación no era ideal, al menos había encontrado una solución temporal para mantener la cafetería funcionando hasta que llegara el técnico.

Con determinación, Airin continuó preparando café y atendiendo a los clientes con una sonrisa en el rostro, sabiendo que estaba haciendo todo lo posible para mantener su negocio a flote en medio de la adversidad.

Con Airin y Katy trabajando arduamente para mantener el negocio en funcionamiento a pesar de los contratiempos. A medida que el flujo de clientes comenzaba a disminuir, Airin respiró aliviada y se acercó a Katy con una sonrisa de satisfacción.

Airin: Gracias por haber manejado las cosas mientras llegaba, Katy. Realmente aprecio tu ayuda.

Katy sonrió, sintiéndose aliviada por el apoyo de su amiga en un momento de necesidad.

Katy: Estamos juntas en esto, Airin. Siempre puedes contar conmigo.

Con el café fluyendo nuevamente en "Dulces Encuentros" y los clientes atendidos, Airin y Katy se tomaron un breve momento para respirar y relajarse. El alivio se reflejaba en sus rostros mientras compartían una mirada de complicidad, sabiendo que habían superado juntas un obstáculo inesperado.

El sonido de la campanilla de la puerta interrumpió su breve respiro, y Airin se levantó para recibir a un nuevo cliente. Mientras se dirigía hacia la barra de la pastelería, una sensación de gratitud y determinación llenó su corazón.

Por otro lado, en el apartamento de Alexander, la taza de té caliente había surtido efecto y las sombras de la angustia parecían disiparse lentamente de su rostro. Aunque aún había un largo camino por recorrer.

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