El fin de semana pasó sin mayores sobresaltos.
Sandra había hablado con Akiro solo en dos ocasiones, conversaciones breves donde él le comentó sobre su viaje a Japón por asuntos de negocios. Cosa que lejos de incomodarla, la noticia le trajo una sensación inesperada de alivio.
Por primera vez en semanas, podría respirar sin sentirse bajo la constante vigilancia de su prometido, pero la tranquilidad no duró demasiado pues el lunes por la mañana, apenas cruzó la puerta de la oficina, Clara la interceptó con una expresión tensa.
—Sandra, cambio de planes. Tienes que viajar a Francia. ─ Sandra se detuvo en seco.
—¿Francia? ¿Ahora? ─Clara asintió con rapidez.
—Sí. La casa productora de la licorera necesita que alguien de DL Distribution supervise los últimos detalles antes del acuerdo definitivo. El jet privado de la empresa te espera en el hangar 12. Saldrás a las 11 a. m. ─Sandra miró la hora. Tenía menos de dos horas para empacar y salir. Suspiró, sintiendo la tensión subirle por la