La noche devoró el bosque, trayendo consigo un silencio inquietante.
Después de horas corriendo, el grupo finalmente se detuvo a orillas de un lago cristalino. La respiración de Collin seguía agitada cuando Liam se inclinó, permitiéndole deslizarse de su espalda. Su cuerpo protestó ante el movimiento brusco, pero el dolor en el brazo ya no era tan intenso. La herida se estaba cerrando con rapidez... demasiada rapidez.
A su alrededor, los guerreros se dispersaron, siempre alerta, preparados para cualquier ataque. Liam, sin embargo, no dijo una sola palabra. Se alejó, subiendo hacia un punto más alto del claro, donde la oscuridad lo envolvió por completo.
Collin frunció el ceño. ¿Qué estaba haciendo?
Respiró hondo y caminó hasta donde Eve y Damon conversaban bajo un árbol.
"¿Te hicieron algo?" preguntó Damon, pasando una mano con ternura sobre el vientre de Eve.
"No, gracias a la Diosa. El cachorro está bien."
A pesar del alivio en su voz, algo en la expresión de Damon seguía tenso.
Eve