Cuando llegó la mañana, Collin sintió un leve escalofrío recorrer su cuerpo al despertar. El calor que la envolvía provenía de Liam, que estaba detrás de ella, el brazo firme alrededor de su cintura, como si la mantuviera cautiva incluso inconscientemente. Sonrió de lado, el recuerdo de la noche anterior quemando su mente como brasas vivas.

Se movió despacio, intentando no despertarlo, pero fue interrumpida por un gemido de dolor proveniente del otro lado de la cueva. El sonido cortó el aire como una hoja, y Liam despertó al instante, los músculos tensándose antes incluso de abrir los ojos.

Sin demora, ambos se incorporaron y corrieron hacia Damon.

"No intentes levantarte", ordenó, la voz cargada de una preocupación oculta bajo su rigidez habitual.

Damon soltó un suspiro pesado, parpadeando varias veces antes de mirarlos a ambos.

"¿Dónde estamos?"

"En una cueva, lo bastante lejos para que Caius no nos encontrara anoche. Estabas demasiado herido para volver directamente a la aldea", ex