Collin tuvo una noche terrible. Los recuerdos de la intensa noche con Liam aún la perseguían, haciendo que su cuerpo se estremeciera con solo pensar en ello. Cuando se levantó, el sol apenas comenzaba a asomar.
Caminó hasta el espejo y se dio la vuelta, apartando la tela del camisón. Marcas de mordidas cubrían su piel. Las tocó con la punta de los dedos, sintiendo una sensibilidad extraña que no era dolor, pero tampoco placer. Mordió el labio inferior y sacudió la cabeza, intentando alejar aquellos pensamientos.
Sin perder tiempo, se puso el primer vestido que encontró y fue al comedor. Necesitaba hablar con Eve.
Al llegar, vio a su amiga sentada junto a su esposo. Jhon le susurraba algo al oído, y Eve sonreía levemente. Collin dudó en interrumpirlos y prefirió sentarse en una mesa apartada.
Entonces notó las miradas. Algunos hombres murmuraban mientras la observaban. Se movió incómoda, bajando la cabeza. Estaba a punto de irse cuando alguien se sentó a su lado.
Era Damon.
No la miró