Collin*
Ella pasó varios minutos pateando esa puerta, intentando hacerla abrir. Pero parecía estar bien trabada. Miró por los pequeños agujeros en la madera, pero no vio nada. Solo nieve.
"¿Eve? ¡Eve, no podés dejarme aquí encerrada! Sos mi amiga, soltame ahora."
Pero no hubo respuesta. Quizá Eve ni siquiera estaba allí. Se detuvo unos instantes, mirando a su alrededor. Era una cabaña pequeña, vieja y un poco destrozada. Tenía que haber alguna forma de salir. Miró las paredes, el techo, el suelo. Y no halló nada. Estaba perdiendo la esperanza. Apoyó las manos en las caderas, el corazón martillándole en el pecho.
Hasta que vio un pequeño hueco roto en la esquina de la pared, por donde entraba un poco de nieve. Lentamente se acercó. Había tablas partidas. Solo tenía que arrancar el resto. Pronto comenzó a sacar los pedazos de madera. Saldría de allí. Iba a salir de allí. Hasta que...
La puerta de la cabaña se abrió. Se puso de pie de un salto. Eve entró, mirándola.
"No, ni pensarlo. ¡