Capítulo 57 —Feliz cumpleaños
Narrador:
Nerón volvió a besarla, pero esta vez no hubo prisa. No hubo hambre ni urgencia, solo esa calma peligrosa con la que se construyen los incendios lentos. La besó como si la conociera de siempre, como si pudiera anticipar cada movimiento de su cuerpo, cada vibración bajo su piel. Y Cleo… Cleo se rindió a ese ritmo pausado que la enloquecía más que cualquier embestida salvaje. Él deslizó la mano por su espalda desnuda, acariciándola como si explorara un mapa sagrado. Le mordió suavemente el labio inferior antes de soltarlo, y luego dejó una línea de besos descendentes por su cuello, su clavícula, el centro de su pecho. Cada beso era una promesa silenciosa, un juramento sin palabras.
—Te voy a hacer el amor —murmuró contra su piel, tan despacio que parecía una plegaria —Pero a mi manera… sin apuros, sin máscaras.
Cleo apenas pudo asentir. Tenía el pulso tan acelerado que cada caricia le estremecía la columna. Nerón se inclinó sobre ella, la tomó de