Capítulo 45 —Sin azúcar
Narrador:
Cleo no podía dormir. Se había acostado con la falsa seguridad de que Nerón se marcharía después de terminar su copa, pero cada crujido en la estructura del penthouse la mantenía alerta. Imaginaba la puerta abriéndose, sus pasos acercándose, su voz grave rompiendo la oscuridad. Pero nada de eso ocurrió. Pasaron los minutos. Luego casi una hora. El reloj del teléfono marcaba las tres de la madrugada cuando, con el cuerpo enredado entre las sábanas y los pensamientos, decidió que era ridículo seguir así. Ya estaba convencida de que él se había ido. Se levantó con sigilo. No encendió ninguna luz, solo se cubrió con un suéter largo y salió de la habitación descalza, con la idea de buscar algo en la cocina. Quizá un yogur, un poco de fruta… algo que le sirviera como excusa para moverse y despejarse. Al cruzar el living, su mirada se desvió casi de forma automática hacia la terraza.
Y ahí estaba... Nerón. Seguía en la misma posición en la que lo había dejado