Capítulo 44 —Humano
Narrador:
El restaurante era pequeño, con mesas de madera pulida, una iluminación cálida y el murmullo suave de conversaciones ajenas que no importaban. Los camareros los atendieron con deferencia, como si supieran, sin necesidad de pregunta, que aquel hombre no toleraba demoras ni errores. Cleo eligió pasta, él lo mismo. Vino tinto para acompañar, aunque ella apenas lo probó. Lo sorprendente no fue la comida, ni el lugar, ni siquiera el hecho de estar allí. Lo verdaderamente desconcertante fue él. Nerón estaba… distendido. Sonrió más de una vez. Hizo un par de comentarios sarcásticos que la hicieron reír. Incluso bromeó con una anécdota del estudio, imitando la voz de uno de los socios más insoportables con una precisión que no esperaba.
—¿Siempre fue tan cruel con sus imitaciones? —preguntó ella, divertida.
—No. A veces soy peor —respondió él, encogiéndose de hombros con una sonrisa ladina. —Ella rió, rió de verdad. Y se sintió extraña haciéndolo. —¿Qué? —preguntó