Capítulo 114 —Bienvenida a casa
Narrador:
Cuando la conversación en la sala terminó, el silencio de la mansión se fue adueñando de todo. Nerón tomó la mano de Cleo y la condujo hasta el piso de arriba, sin soltarla en ningún momento. Abrió la puerta de su dormitorio
—Ahora tu dormitorio —y dejó que ella entrara primero. La estancia olía a él, a su perfume mezclado con el calor de la madera y el cuero. Cleo recorrió con la vista el espacio amplio, el enorme ventanal cubierto por cortinas oscuras, la cama impecable, los estantes llenos de libros; su lugar, su mundo. Nerón se detuvo detrás de ella y le susurró al oído con esa voz baja que le erizaba la piel: —Quiero que lo mires bien, porque ahora también es tuyo. —Ella lo miró por encima del hombro, con los ojos brillando. Él le sostuvo la mirada y continuó, con la seriedad de quien hace una promesa: —Mañana hablaré con el personal para que vacíen parte del armario y hagan espacio para ti. Lo que necesites, lo que quieras traer… este lug