Amaia Domínguez García
León, Guanajuato, México
Llegué a casa de Ale a bordo de un taxi, ella estaba ya en la cocina haciendo de desayunar. Esperaba por todos los medios que, no se diera cuenta que había estado llorando.
–Hola Amaia – Ale abrió la puerta – Esto tuyo con Luis Miguel va demasiado en serio hermanita, ya casi no duermes aquí y no te hagas que me debes unas bebidas ¿Está bien esta noche?
No le podía decir que no, ya habíamos llegado a un acuerdo y para no hacerlo más largo, que fuera hoy, estaba perfecto para mí.
–Hola Ale – La abracé intentando no llorar – Sí, esta noche. Te lo prometo, esta noche si nos las tomamos. Es más, las compraré saliendo del Tec y ya me quedaré aquí, hoy no saldré con Luis Miguel.
Tendría que llamar a Luis Miguel, para decirle del cambio de planes, pues debíamos apegarnos a cualquier cambio, que surgiera durante el día.
–Está bien Amaia, por cierto, te tengo una sorpresa vamos al garaje.
–Vamos, Ale.
Fui con Ale al garaje y ahí ella ya tenía una