— Cielo, ¿por qué no vamos con los demás y presentamos a Megan y a April con toda la familia? — Máximo se acercaba, hablándole a Isabella, quien reaccionó de inmediato con la voz de su esposo.
— Sí, es cierto, ¡qué modales los míos!, pasen adelante, todos están en la sala esperando. — Sonrió Isabella, encantada.
Megan asintió tenuemente, todavía muy nerviosa, al tiempo que April seguía aferrada a ella, ambas entraron en la sala junto a Máximo, quien se sentía con el deber de presentarlas como el actual cabecilla de la familia.
Albert e Isabella se habían quedado más atrás.
— Papá… ¿Nos acompañas? — Musitó con timidez April, hacia Albert.
— Claro, cariño, ya las alcanzo. — Respondió Albert con una sonrisa, sin siquiera notar la expresión de sorpresa de sus padres.
Máximo pareció paralizarse por un instante ante la escena, ¿la niña había llamado a Albert “papá”?, y aunque se reventaba por dentro por pedir explicaciones a su hijo, Máximo se contuvo por la niña, quien era inocente.