La Universidad donde Nant cursaba su maestría no era un simple campus; era una verdadera ciudadela del conocimiento y el deporte. Conocida por ser una de las más grandes en extensión territorial e infraestructura de la región, sus terrenos se extendían hectárea tras hectárea, ofreciendo un paisaje abierto que rara vez se veía en la densa zona urbana de Puebla.
El campus era el orgullo de la educación privada, especialmente por su enfoque en la salud deportiva. Contaba con inmensas canchas de fútbol de pasto natural y sintético, canchas de basquetbol al aire libre y techadas, albercas olímpicas de curso largo y complejos de gimnasios de alto rendimiento equipados con tecnología biométrica. Allí, los estudiantes de la Licenciatura en Ciencias del Deporte y los del área de Fisioterapia y Fisioterapia Deportiva se formaban bajo un sistema riguroso, similar al modelo NCAA estadounidense, combinando la excelencia académica con el atletismo de élite.
La inmensidad de los terrenos abiertos, de