La mirada de Stanwell era sombría y estaba fija en una persona: Jaden, el cual estaba parado al lado de Hannah.
Stanwell inclinó la cabeza y dio un paso lento hacia adelante, luego, con voz áspera y autoritaria, cuestionó: —¿Quién diablos eres tú y por qué estás parado al lado de mi chica?
Enseguida, las exclamaciones recorrieron la multitud como una ola.
Hannah inmediatamente se adelantó, colocándose entre los dos hombres.
—Stanwell —dijo con firmeza —, por favor, no causes problemas aquí. Yo no soy tu chica y nunca lo fui.
Los labios de Stanwell se curvaron en una sonrisa llena de frialdad. —Relájate, solo quiero hablar, en privado —Su mirada se posó en ella —. Por favor, sígueme.
—No iré a ningún lado contigo —respondió Hannah, alzando la barbilla —. Lo que quieras decirme, dímelo aquí.
Los ojos de Stanwell se oscurecieron y aunque mantuvo su sonrisa, esta se distorsionó.
—Muy bien, entonces —dijo, dirigiendo su atención hacia Jaden y Julie —, ustedes dos, váyanse de a