Robert se lamió los labios mientras se acercaba a Julie y su sonrisa se extendía como una mancha por su rostro grasiento. Flexionó los dedos con ganas, ya imaginándose la humillación que estaba a punto de infligir.
Julie se alejó, temblando, y su voz se quebró cuando gritó: —Por favor... por favor, no hagas esto.
Robert se acercó a ella...
En ese momento se escuchó un estruendo.
La puerta metálica se desprendió de sus bisagras con un fuerte sonido, y la fuerza hizo temblar la habitación. Fragmentos de la puerta de acero se esparcieron como metralla, incrustándose en las paredes y el suelo. Una espesa nube de polvo se infiltró, cubriendo la entrada de gris.
—¿Qué demonios fue eso? —rugió uno de los guardias, levantando su rifle.
—¡Alerta! —gritó otro y apuntaron todas las armas hacia allá.
Todos contuvieron la respiración.
A medida que el polvo se disipaba, una silueta emergió con hombros anchos, puños apretados y la mismísima muerte en los ojos.
Jaden avanzó, con un rostro ine