El estadio quedó sumido en el silencio. No porque el combate hubiera terminado, sino porque algo mucho más grande acababa de comenzar.
Todos se quedaron incrédulos, con el olor crudo a sangre y sudor flotando en el aire como una niebla espesa.
Jaden Rift permanecía solo en el centro del escenario destrozado, su sombra bajo los brutales reflectores del estadio. Sus nudillos aún estaban manchados de rojo. Su expresión era indescifrable.
¿Y la audiencia?
Lo observaban como si fuera un verdugo en vida. Una bestia. Un demonio con piel humana.
Un concursante gigantesco sentado no muy lejos de la primera fila, el infame peleador del Clan Fire Jaw, estaba temblando. Tenía la cara pálida y el cuerpo tenso. Entonces...
—¡Ugh... no, no...!
Un charco se formó debajo de él.
El hombre se había orinado encima.
—No... No es humano. Es un demonio. No voy a subir. No quiero morir.
El pánico comenzó a extenderse como una onda expansiva.
Los murmullos se convirtieron en susurros. Los susurros se transform