Mientras tanto, al otro lado del barco...
James avanzaba a tropezones por el pasillo, con una mano presionada contra su cara hinchada; el ardor de la patada de Hope aún estaba fresco. La mandíbula le palpitaba, pero su orgullo ardía con más intensidad.
—Maldita perra... me pateó... —siseó entre dientes, con la mirada encendida de humillación. Apretó los puños con fuerza—. Haré que te arrepientas de haberme conocido.
Perdido en su furia, James no se fijaba por dónde caminaba y chocó de hombro contra un pecho ancho y firme.
—Fíjate por don... —dijo James, pero se quedó helado.
Levantó la mirada y el reconocimiento se asentó en su mente. Era él.
La misma cara que había visto antes junto a esa mujer letal e indiferente. Jaden.
Un destello de entendimiento cruzó por la mente de James. “Así que él también está en este barco... Tch, con razón me rechazó. Debe ser algún niño rico...”
La expresión de James se transformó en una sonrisa maquiavélica. “Esa mujer se cree muy lista, pero no sabe que