En el departamento de Martha, minutos después.
Martha se acercó a Jaden; la angustia ensombrecía su mirada y su voz era apenas un hilo tembloroso.
—Me preocupas mucho —confesó—. Ese desgraciado… no es de los que se toman una humillación a la ligera. Va a buscar venganza.
El semblante de Jaden se endureció, aunque una sonrisa torcida asomó en la comisura de sus labios. Sus nudillos crujieron al cerrar los puños con fuerza.
—No te angusties por eso —respondió con calma—. Incluso si esa basura no viene a buscarme… —sus ojos destellaron con una amenaza silenciosa—, yo mismo iré a cazarlo.
Inclinó la cabeza, sonriendo con gusto.
—¿Cómo voy a dejar que esa escoria duerma tranquila sabiendo que sigue contaminando mi ciudad?
Mientras tanto… Abajo, junto a los contenedores de basura
Matthew gimió, arrastrándose para salir del contenedor de basura abollado, mientras sostenía su brazo izquierdo dislocado. Su camisa de diseñador estaba manchada y su ego, irreparablemente herido.
—Argh… Maldito Jad