49. El pasado y la profecía
Capítulo Cuarenta y Nueve. El pasado y la profecía.
—No puedes quedarte aquí todo el día —dijo Morgana, con voz suave pero firme, mientras empujaba una taza humeante hacia Lyra. La porcelana tembló levemente sobre la mesa de madera antigua.
La biblioteca estaba en penumbra, iluminada apenas por los haces de luna que se colaban a través de los vitrales. La luz creaba figuras cambiantes sobre las baldosas, como si el tiempo se deslizara allí más lento que en el resto del castillo.
Lyra no alzó la vista. Tenía el cuerpo recogido en sí misma, como si quisiera desaparecer entre los cojines y la manta con la que se había envuelto. Su piel parecía más pálida a la luz azulada de la noche, y sus ojos... esos ojos dorados estaban nublados por algo más que insomnio.
—No tengo ganas de estar en otro lado —susurró, sin tocar la taza.
Morgana la observó un instante, luego se sentó frente a ella, el crujido de su capa negra rompiendo el silencio como un susurro de otro mundo.
—¿Qué viste anoche? —pr