Capítulo ciento dos. La decisión más importante.
La noche envolvía el glaciar con su manto de estrellas gélidas cuando partieron. El viento cortaba como cuchilla, pero nadie titubeó. Rowan marchaba al frente, su silueta oscura y recta como una torre de voluntad. Solene lo seguía, con la hechicera cerrando la formación. Atrás quedaban Ewan, Lyra y Liam, protegidos por la promesa de un regreso… y por el temor de no cumplirla.
Lyra observó hasta que las figuras se perdieron entre la bruma helada. Liam apretaba su mano con fuerza, y ella deseó poder protegerlo de todo, incluso de la verdad.
—¿Mi papá está asustado? —preguntó el niño.
—No —dijo ella suavemente, bajando la mirada para encontrar la suya—. Está decidido. Y eso es más fuerte que el miedo.
Ewan se acercó, poniéndose a su altura. Miró a Lyra un momento, luego al niño.
—Tu padre es un lobo poderoso. Pero incluso los más fuertes necesitan manada. Por eso estamos aquí.
Liam sonrió, como si entendiera más de lo que decía. Se acomodó