Capítulo 36. Ambas empresas.
Shane Robinson
El aplauso retumba como un maldito estruendo de victoria y yo no puedo querer otra cosa que no sea aplaudir junto con todos. Me siento eufórico.
«Ambas empresas».
Repito las palabras en mi cabeza, saboreándolas como un trago de whisky añejo. No puedo evitar la risa que me sube por la garganta. Cómo hacerlo, si esto es todo lo que quería y que obtengo sin hacer más que mirar desde mi lugar privilegiado. Y no es de burla esta risa, es pura adrenalina. Pura ansia. Porque esto significa una sola cosa, la más importante. Ivanna no se librará de mí.
No importa cuántos muros levante, lo que pretenda negar, ahora tendrá que sentarse conmigo, negociar conmigo, escucharme, mirarme.
Volver a ser parte de mi vida, así sea laboral.
«Como siempre quisimos».
Y juro por Dios que haré que recuerde cada segundo de lo que dejamos atrás. Porque no sé la razón de que mi cuerpo reaccione de esta forma a su presencia. Porque quiero pensar que es mi subconsciente gritándome que mucho quedó pen