Capítulo 38. Recuerdo doloroso.
Shane Robinson.
Hace cuatro años… (la noche en que todo se descontroló)
El día ha sido una locura, una completa locura. Todavía no puedo creer todo lo que pasó.
Sean está destruido. No deja de beber, y yo ya no sé qué decirle para que se calme. Porque, de todas formas, ¿qué se supone que él debía hacer? No es como si hubiera podido controlar los resultados.
«Puede que trabaje en una farmacéutica, pero no puede jugar a pensar que es Dios».
Me duele la cabeza y no ayuda que Ivanna no me responda el teléfono. Todo el camino desde el departamento de Sean en la farmacéutica lo he pasado intentando contactar a mi esposa, pero no lo logro. Golpeo el volante una y otra vez, para aliviar la frustración. Esto no debería estar sucediendo así.
—Si Ivanna me manda al sofá esta noche lo tendré merecido, pero habré acabado con todo lo que tiene que ver con mi familia. Ya es suficiente.
Mi voz resuena firme y dura en el silencio de mi auto. No puedo evitar apretar los dientes por la manera en que