Una risa burlona se dibujó en mis labios.
¿Acaso no era exactamente lo que ella deseaba que viera?
Ignoré su torpe manipulación y fingí no haber leído sus mensajes.
Al no obtener respuesta, Nora dejó de fingir y expuso la cruda verdad:
—Lucy, deja de actuar. Ya lo sabías, ¿verdad?
—El hijo que cargo es de Ethan. Tu compañero te traicionó hace mucho.
—Cada vez que decía que viajaba por trabajo o trabajaba hasta tarde, en realidad estaba conmigo. Como esa caja de condones él suele gastar bastantes en una noche.
—¿Crees que eres especial? Todas esas cosas que te regaló en realidad son lo que yo descarto.
—Ahora tengo tanto su hijo como su amor. Es solo cuestión de tiempo para que me convierta en su nueva Luna.
—Sería mejor que te retiraras con dignidad y me cedas tu lugar.
Cada mensaje aparecía en la pantalla, y con cada uno, mi corazón se resquebrajaba un poco más.
Era cierto. Yo solo era una Omega, y ya no era joven.
Mientras que Nora estaba en plena flor de la vida, una Beta fért