*—Uriel:
—Creo que este es el lugar perfecto —dijo Uriel, apoyado en la baranda de cristal del balcón, mientras la brisa salada del mar le acariciaba el rostro y el horizonte se teñía de tonos ámbar y rosados.
El sol comenzaba a hundirse lentamente en el agua, pintando el cielo con pinceladas cálidas. Desde ahí, la bahía se extendía majestuosa y la ciudad parecía un paisaje detenido en el tiempo.
Uriel respiró hondo. Aire fresco, limpio, distinto.
Después de días cargados de tensión en el trabajo, de dudas, de noches cambiando de un apartamento al otro como si fueran nómadas sin raíz… por fin sentía que podía detenerse y soñar.
Habían decidido, después de tantas idas y venidas, que era momento de dar el paso. De buscar un hogar juntos.
Danny, tras su último encuentro con Erika, y aunque Uriel no negara que había sentido un cosquilleo de celos que tuvo que tragarse, había conseguido el contacto de Kendry, el agente inmobiliario que había ayudado a Erika a conseguir su casa.
Entre los r