*—Danny:
En ese momento, el teléfono de Danny vibró con suavidad. Al sacarlo del bolsillo y ver el nombre en pantalla, no pudo evitar sonreír con ese brillo bobo en los ojos que solo Uriel lograba provocarle. Su amado no había podido acompañarlos por una reunión importante sobre un nuevo proyecto con un cliente molesto, pero le había prometido que, apenas terminara, se reuniría con ellos. Y como ya era casi mediodía, parecía que ese momento había llegado.
—Hola, amor mío —saludó Danny con una voz cálida y dulcemente enamorada.
—Hola, corazón —respondió Uriel con ese tono suave que lo envolvía como un abrazo—. ¿Dónde están?
—Todavía en el centro de bateo —contestó Danny—. ¿Y tú?
—Conduciendo por la ciudad. Acabo de salir de la reunión —le informó Uriel—. ¿Ya terminaron?
—Si, más bien Nathaniel me aplastó, como siempre —bromeó Danny entre risas sin poder dejar de mirar a Nathaniel, que en ese momento hacía una pose con los brazos como si fuera un superhéroe—. Se cree invencible, y con r