—¡No te atreverías! —gritó Nadia furiosa.
Irina soltó una carcajada.
—Luciana, vámonos.
Irina se marchó con paso arrogante, llevándose a Luciana.
—¡Luciana! —llamó Nadia.
Al ver a Luciana irse con Irina, Nadia se llevó la mano al corazón, con expresión de dolor.
Héctor la abrazó preocupado.
—¡Nadia! ¡Nadia!
—Señor Celemín, recueste a la señora Petro en la cama. ¡Déjeme revisarla! —intervino rápidamente Valentina.
Tanto Mateo como Nadia habían caído. Mateo, tras recibir la aguja, permanecía inconsciente. Valentina tomó el pulso de Nadia.
—Valentina, ¿ha vuelto el veneno del hechizo en el cuerpo de Nadia? —preguntó Héctor.
Años atrás, Irina había usado un hechizo diferente en Nadia, no el de amor compartido como el de Mateo, por lo que Valentina podía tratarla.
—Estoy bien —dijo Nadia con el rostro pálido como el papel.
Héctor tomó su mano.
—Nadia, te he fallado. No sabía que Irina se había convertido en esa clase de persona. Yo la mantuve a mi lado y te hice daño. Durante todos estos añ