Valentina se quedó desconcertada por un momento. Tras unos segundos, comprendió que Mateo estaba haciendo un comentario subido de tono, acelerando inesperadamente la conversación.
Su rostro se encendió de inmediato.
—¡Descarado!
Mateo avanzó hacia Pureza con paso tranquilo.
—¿Qué dije para ser un descarado? Valentina, ¿no serás tú quien está pensando en cosas indebidas?
Valentina suspiró con resignación.
Este hombre, tan elegante y con apariencia de caballero, en realidad era peor que cualquiera.
Valentina decidió no seguir hablando con él y simplemente lo siguió al interior.
Enseguida, el director Apango vino corriendo apresuradamente.
—Señor Figueroa, ¿qué lo trae a Pureza tan tarde?
El director Apango no estaba de guardia esta noche; había acudido urgentemente desde su casa tras recibir la llamada de Mateo.
—He traído a alguien para hacerle una prueba de embarazo —respondió Mateo.
—¿A quién? —preguntó el director.
Mateo se hizo a un lado para dejar ver a Valentina detrás de él.
—A e