Capítulo 113
Aunque Esteban estaba de pie y Valentina sentada, lo que naturalmente le daría una posición dominante, era Valentina quien, con su postura perfectamente erguida y sus ojos brillantes estudiándolo discretamente, emanaba un aura de serenidad que parecía dominar la situación.

—Sí... sí, lo soy —respondió Esteban.

No, Esteban se reprendió mentalmente, ¿qué estaba diciendo? Aparte de su venerado maestro, el doctor Milagro, nadie se atrevía a llamarlo por su nombre completo. Esta novia sustituta realmente carecía de modales.

Esteban intentó reprenderla —Tú...

Pero Valentina lo interrumpió, asintiendo con la cabeza —Bien, puedes comenzar tu clase.

Esteban quedó perplejo.

¿Quién era el profesor y quién el estudiante aquí?

¡Ella lo estaba dando órdenes!

Sin embargo, bajo la mirada de Valentina, el cuerpo de Esteban pareció moverse por sí solo: dio media vuelta, caminó hacia el podio y comenzó a escribir con tiza.

¿Por qué estaba siguiendo las instrucciones de Valentina?

Realmente no quería hace
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