Justo entonces, su teléfono vibró: era una llamada de Mateo, probablemente para apurarlo a ir al 1996.
Luis dio la vuelta; Nueva Celestia era el territorio de Mateo, así que solo necesitaba llegar al 1996 y pedirle que averiguara quién era la dueña de ese Ferrari.
*
Valentina entró al callejón y Camila exclamó alegre: —¡Lo perdiste!
Apenas había tenido el tiempo para decir esto cuando escuchó un "¡bang!". Chocó el auto directamente contra la pared.
Las piernas de Valentina temblaban. Hacía más de tres años que no participaba en carreras y hoy, al encontrarse con un oponente tan fuerte y conducir a tan alta velocidad, la emocionaba. Sentía a su corazón latiendo con fuerza.
Así que, ambas bajaron del auto; el frente del Ferrari estaba completamente destruido.
—¿Qué vamos a hacer? —preguntó Camila con las piernas temblando.
Valentina la tranquilizó: —No te preocupes, llamaré al secretario de Mateo para que se encargue de esto. —dijo, marcando el número de Fernando.
[...]
Luis lle