Jessica y Fidel se quedaron petrificados en el lugar.
En realidad ya habían adivinado que Daniela estaba ahora en la oficina de Nicolás. En este mundo probablemente solo esta Daniela podía hacer que Nicolás no los recibiera.
Pero no habían imaginado que ahora Daniela estuviera durmiendo, y además en los brazos de Nicolás.
Jessica se quedó rígida, su rostro se puso muy feo: —¡Nicolás, tú!
Fidel miró a la dormida Daniela, siendo abrazada por Nicolás como si fuera un tesoro. Simplemente no podía creerlo: —Nicolás, ¿cómo es que estás otra vez con Daniela? ¿Acaso olvidaste lo de Ana? ¡Esta Daniela te empujó hacia otra mujer, se burló de ti!
Jessica: —Pensábamos que habías ido a ajustar cuentas con Daniela, pero no imaginamos que volvieran a estar juntos.
Lo de Ana había hecho que Nicolás se pusiera tan furioso que Jessica y Fidel pensaron que los dos habían terminado para siempre. Después de todo, ningún hombre podría tolerar algo así.
Pero Nicolás y Daniela estaban juntos otra vez.
Nicolás