Mateo revisó la foto y sus ojos se entrecerraron. Ese Ferrari le resultaba muy familiar.
Miró a Luis: —¿Esa mujer conducía ese auto?
Luis asintió: —Sí, incluso logró que la perdiera. Es una mujer muy interesante.
Si la memoria no le fallaba, ese Ferrari era el que le había regalado a Valentina. Además del cheque millonario, le había concedido algunos autos y casas, pero, según le informó Fernando, ella solo había aceptado el Ferrari. En ese entonces le había parecido extraño, ¿sabría conducir un deportivo? Conocía las habilidades de conducción de Luis, de hecho, a veces corrían juntos. ¿Cómo era posible que ella, viniendo del campo, hubiera logrado evadir a Luis?
Interrumpiendo sus pensamientos, Fernando se acercó: —Presidente.
—Saldré un momento.
Se alejó del área VIP y se detuvo en un rincón oscuro, lejos de las miradas de sus amigos. Fernando comenzó a informarle en voz baja: —Presidente, la señora acaba de llamar. Salió a dar una vuelta en el Ferrari esta noche, parece que est