Capítulo 98 —Huelo a muerte
Narrador:
Valeria no lo dejó ni terminar la frase. Le tomó la mano con firmeza, con esa necesidad que venía desde el alma, y lo llevó al baño.
Luigi dejó que lo guiara. Se dejó conducir como si ella fuera el único puerto seguro que tenía después de una noche que había manchado de sombras sus pensamientos.
La luz del baño era suave. Los dos se quedaron frente al espejo unos segundos. El reflejo de él: agotado, duro, con la mandíbula tensa y la mirada todavía cargada. El reflejo de ella: decidida, vulnerable y tremendamente enamorada.
Valeria alzó una mano y colocó los dedos en el borde de su chaqueta. Lo miró a los ojos antes de siquiera intentar bajarla.
Él respiró hondo. Ella la deslizó hacia abajo, despacio, como si cada centímetro que caía fuera un peso que le quitaba del alma. Cuando llegó a sus muñecas, él liberó los brazos. El ruido de la prenda cayendo al suelo sonó fuerte en el silencio.
Ella no rompió el contacto visual.
Luego fue por la camisa. Des