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12 El Fantasma De La Exesposa

La mañana en Miami Beach tenía un brillo cegador, pero para Alma, el aire se sentía gélido. Había llevado a Kira a su exclusiva escuela privada, un recinto que parecía más un club de campo que un centro educativo.

Ver a Kira entrar saltando, con su pequeña mochila y una sonrisa que no había tenido días atrás, era la única victoria que Alma sentía como propia.

« ¡Gracias al cielo que ya está mejor! », ella oró internamente.

Sin embargo, al darse la vuelta para dirigirse al coche, la realidad la golpeó de frente. Un deportivo blanco perlado estaba estacionado bloqueando parcialmente su salida, y apoyada en la puerta, con un café en una mano y una mirada que destilaba veneno, estaba Lina Holland.

— Vaya, la niñera con ínfulas ha ascendido a chofer de lujo — dijo Lina, su voz era cortante incluso bajo el cálido sol de Florida.

Alma se detuvo, sintiendo que el estómago se le cerraba. Llevaba un conjunto elegante pero sobrio, intentando encajar en el papel, pero frente a la sofisticación innata de Lina, se sentía como una imitación barata.

— Vengo a dejar a Kira, Sra. Holland, algo que usted parece haber olvidado cómo se hace — respondió Alma, tratando de mantener la voz nivelada.

Lina dio un paso adelante, acortando la distancia hasta que Alma pudo oler su perfume floral, pesado y caro.

 — No te equivoques, niña, estás jugando a la casita en mi jardín. Iván es un hombre de costumbres, y tú no eres más que un parche para una herida que él no sabe cómo cerrar. ¿De verdad crees que le importas? — Lina soltó una carcajada gélida — Iván no ama, él posee, y cuando gane el juicio, te desechará como el residuo de una transacción financiera.

— Eso es algo entre Iván y yo — replicó Alma, aunque las palabras de Lina empezaban a calar.

— ¿Ah, sí? — Lina se inclinó hacia ella, bajando la voz a un susurro conspirador — ¿Ya te ha contado por qué es tan frío? ¿Te ha dicho por qué no deja que nadie se acerque a su corazón? Iván es un coleccionista de fracasos, siempre intenta salvar lo que ya está roto...

Alma se reacomodó en su postura y cruzó los brazos, pero Lina continuó.

— Me eligió a mí porque creía que podía arreglarme, y mira cómo terminó. Tú eres solo su último proyecto de caridad, disfruta de la cama de seda mientras puedas, porque el fantasma de lo que fuimos siempre dormirá entre los dos.

Lina se subió a su coche y arrancó con un chirrido de neumáticos, dejando a Alma envuelta en una nube de humo y dudas, las palabras de la exesposa no solo eran una amenaza, eran una radiografía de la soledad de Iván que Alma empezaba a reconocer.

El resto del día, Alma fue una sombra en la mansión, las palabras de Lina “Iván no ama, él posee”, resonaban en las paredes de mármol.

Necesitaba respuestas.

Necesitaba entender contra qué estaba luchando realmente, porque el beso de la gala y la calidez de la noche anterior en el cuarto de Kira no encajaban con la imagen de un hombre que solo poseía.

A media tarde, aprovechando que Iván estaba en una videoconferencia con inversores asiáticos, Alma buscó a Henry Daniels en su despacho privado de la planta baja, Henry era el único que conocía la historia sin los filtros del orgullo de Iván.

— Henry, necesito hablar contigo — dijo Alma, cerrando la puerta tras de sí.

El abogado levantó la vista de sus expedientes. Al ver la expresión atormentada de Alma, dejó la pluma y suspiró.

— Te has encontrado con Lina, ¿verdad? Me han avisado de que estuvo en la escuela.

— Me dijo cosas, Henry, cosas sobre Iván, dice que soy un reemplazo, un proyecto de caridad — Alma se sentó frente a él, con las manos entrelazadas — Necesito saber la verdad. ¿Por qué Iván es así? ¿Por qué se obsesiona tanto con el control y la protección hasta el punto de asfixiar a todo el mundo?

Henry guardó silencio durante un largo minuto, debatiéndose entre la lealtad a su amigo y la necesidad de que Alma entendiera el terreno que pisaba.

— Iván no nació con ese corazón de hielo, Alma — comenzó Henry, y su voz se volvió grave — Antes de ser el CEO al que todos temen, Iván era un hombre que creía en la protección absoluta. Pero su pasado está marcado por una tragedia que nadie menciona en los círculos sociales de Miami.

Alma contuvo el aliento.

— Hace años, antes de Lina, hubo otra mujer, no era de la alta sociedad, era alguien... como tú. Alguien real — continuó Henry — Iván creía que podía protegerla de todo, pero su ambición y los enemigos que cosechó en su ascenso al poder la pusieron en el punto de mira.

Alma tragó saliva, ¿Estaría ella corriendo algún peligro?

— Hubo un incidente... una amenaza que él no tomó en serio a tiempo, y ella terminó pagando el precio de la arrogancia de Iván, no murió, pero quedó destrozada emocionalmente y huyó de su vida para siempre.

Alma sintió un escalofrío. La frialdad de Iván no era falta de sentimiento, era una armadura para mantenerse aislado de todo, y de todos.

— Desde entonces — dijo Henry, mirando a Alma con una tristeza profunda — Iván vive con un trauma que lo define, la incapacidad de proteger a las mujeres que ama, por eso controla cada detalle de la vida de Kira, por eso fue tan cruel contigo al principio. Él no teme que tú le falles a él, Alma, él teme fallarte a ti. Teme que… si deja de controlarlo todo, el mundo volverá a arrebatarle lo que más quiere.

Alma salió del despacho de Henry sintiendo que el aire le faltaba, todo cobraba sentido ahora, los gritos en el lobby, la vigilancia extrema sobre Kira, el contrato de hierro... Iván no estaba comprando una esposa, estaba comprando una segunda oportunidad para no volver a fracasar como protector.

Subió las escaleras hacia la suite principal, y al pasar frente al despacho de Iván, vio la puerta entreabierta. Él estaba de pie frente al ventanal, con la espalda tensa, observando el atardecer sobre la bahía. se veía tan poderoso y, al mismo tiempo, tan desesperadamente solo.

Alma quiso entrar, quiso decirle que ella no necesitaba ser protegida en una jaula de oro, sino ser vista, pero se detuvo a mitad de camino, no tenía la suficiente confianza como para acercarse como amiga, además, era solo su… empleada.

En ese momento, el teléfono de Alma vibró en su bolsillo, era un número desconocido, al contestar, una voz distorsionada por un modulador le susurró.

“Dile a Lockwood que su nueva joya tiene una grieta, sabemos lo de tu padre, Alma, y sabemos que Iván no podrá protegerte de nosotros cuando la verdad salga a la luz en la audiencia”.

Alma dejó caer el teléfono, dándose cuenta de que, aquello que Lina le había advertido, el fantasma de la exesposa, era real, esto era solo el comienzo. Una red mucho más oscura se estaba cerrando sobre ellos, y el trauma de Iván estaba a punto de ser puesto a prueba de la manera más cruel posible.

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