Capítulo 237
Alexander e Isadora bajaron de la mano para la cena. Roger los esperaba sentado. En cuanto vio a Livia aparecer justo detrás de sus padres, se levantó y se dirigió al comedor. Apartó una silla para ella a su lado, como si fuera el gesto más común del mundo.
Livia se sonrojó, murmurando un "gracias" tímido, y se sentó.
Él intercambió algunas palabras con ella, lo suficiente para mantener su atención. Pero, en el fondo, el gesto tenía otro objetivo: asegurarse de que Lucca no se acercara demasiado.
Y funcionó.
Lucca, que acababa de entrar en el comedor, arqueó una ceja al percibir la escena. Su hermano, siempre tan reservado, ahora parecía un perro guardián junto a la hija menor de la familia. La situación lo divirtió, aunque una leve incomodidad le atravesó el pecho.
Aun así, se mantuvo erguido y educado. Se sentó a la mesa con una sonrisa cortés, saludando a todos con la pulcritud de siempre. Pero, por dentro, su atención estaba dirigida enteramente hacia su hermano.
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