Capítulo 22
Él se dio la vuelta lentamente, caminando hasta la gran ventana de la sala. La espalda ancha, los hombros tensos, la mano sosteniendo la copa como si quisiera aplastarla.
Isadora respiró hondo y caminó hasta el sofá. Se sentó, intentando parecer tranquila, aun con el corazón descompasado.
Sin mirarla, su voz salió baja:
— ¿Dónde está tu prometido?
Ella dudó. Tragó saliva. La pregunta era simple… y sin respuesta para ella.
— Él… necesitó salir.
Alexander alzó la copa, observando el reflejo de la bebida bajo la luz de la tarde.
— Claro. — La pausa vino con un entrecejo fruncido. — ¿A dónde?
Ella vaciló. Apretó levemente la tela del vestido con los dedos.
— Yo… no sé.
Silencio. Él se volvió lentamente para mirarla. Su mirada era afilada como una cuchilla.
— ¿Prometida y no sabe a dónde fue? ¿Eso es común entre ustedes dos?
Ella sintió que el rostro se le sonrojaba. Sostuvo su mirada por un instante, luego desvió la suya.
— No soy el tipo de mujer que vigila al hombre con quie