Capítulo 228
La noche estaba terminando cuando llegaron a la mansión. El silencio en el auto fue sofocante. Tan pronto como entraron, fueron directo a la sala.
Alexander se detuvo en medio de la sala y se volvió hacia Oliver, que estaba cabizbajo.
– Siéntate – ordenó, con voz calmada.
Oliver obedeció, hundiéndose en el sofá. Alexander se acercó, se quitó la chaqueta y la arrojó sobre el sillón. Luego se paró frente a su hijo, mirándolo a los ojos.
– Hijo, voy a ser directo. ¿Tienes idea de lo que pudo haber pasado hoy?
Oliver tragó en seco.
– Papá, yo no empecé la pelea… solo intenté defenderme a mí y a mi amigo.
– Defender a un amigo no significa poner tu vida y el nombre de nuestra familia en riesgo. – Alexander señaló su pecho. – Tienes Blake en la sangre, Oliver. Eso no es solo un nombre, es una responsabilidad.
– Lo sé… – murmuró el muchacho, casi inaudible.
– No, no lo sabes. – Alexander suspiró hondo. – Pasé toda la noche temiendo que fueras a dormir en una celda fría. Y no por