Capítulo 123
Alexander sonrió, inclinándose ligeramente hacia su hija.
—Vamos a dejar ese momento para otro día, hijita. Mamá y yo necesitamos un poco de privacidad antes.
Scarlett cruzó los brazos y puso mala cara, claramente desconfiada:
—Está bien, ¡pero voy a estar vigilando!
Isadora se ruborizó, desviando la mirada, y Alexander rió bajo, pasando la mano por el cabello de su hija:
—Puedes estar tranquila, pequeña detective. Pero prometo que después mamá no va a escapar.
La niña soltó un suspiro dramático, pero pronto volvió a comer, manteniendo solo una mirada atenta y curiosa hacia sus padres.
Como solían hacer en la mansión, Isadora llevó a los hijos hasta el dormitorio, con Alexander ayudando a acomodar las mantas y colocar los peluches en su lugar. Confirmaron más de una vez que los niños realmente estaban durmiendo.
Cuando escucharon los primeros signos de respiración tranquila, volvieron en silencio a la sala. Isadora respiró hondo, sintiendo el cansancio de la semana, y mir