Perspectiva de Arielle
.
Después de horas hablando con Daniel —más sinceras que todas las conversaciones que habíamos tenido desde nuestra boda—, me siento extrañamente ligera. No porque todo esté resuelto, sino porque ya no hay nada que ocultar entre nosotros. Bueno, ya casi todo está dicho.
Nos vimos a los ojos y nos dijimos la verdad. S3 que es fundamental que él sepa que el hombre de quién hablé es Cassian, pero tengo la sensación de que lo entenderá.
Comimos algo rápido. Un par de emparedados de la cocina del pent-house y jugo frío, como si fuera una escena común. Como si no hubiéramos roto el telón de una mentira que duró demasiado.
Pero ahora… hay algo más que debo hacer. Algo que ha estado latiendo dentro de mí como una verdad que grita por salir.
Tengo que hablar con el padre de mi hijo.
—Daniel… —me giro hacia él mientras recojo mi bolso—. Hay algo que tengo que hacer. Voy a salir.
Él me observa desde la cocina, aún con el vaso entre las manos.
—¿Quieres que te lleve?
—No.