Perspectiva de Cassian
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La lluvia tibia de la tarde resbala por los ventanales como si la naturaleza misma intentara bendecir este momento. Afuera, el mar ruge con su eterno vaivén, pero aquí dentro, en esta habitación donde la madera cruje suavemente y las velas lanzan destellos dorados, el mundo parece detenerse.
La isla entera nos pertenece. Ni una voz ajena, ni un rostro curioso. Solo Arielle, yo… y el sonido del océano acariciando las orillas como una canción eterna. La suite que escogí para nuestra luna de miel está construida sobre la ladera de la playa privada, con muros de cristal que permiten ver el mar en cada rincón. Cada detalle ha sido pensado para ella. Para este momento.
Arielle está frente a mí. Mi esposa.
La palabra aún es nueva. Me retumba por dentro como un juramento susurrado a media noche, como una promesa escrita directamente sobre mi piel. Mi esposa… Y dentro de ella, nuestros hijos. Mis mellizos. Nuestras criaturas de sangre y amor.
Ella se toca el vientre con