—Jeje, ¿qué queremos hacer? !Es realmente obvio!
—Lara, deja de resistirte —gritó César como un lobo feroz, arrebatando el palo de ella y excitándose aún más con esto.
—Cuanto más te resistas, más disfrutaremos contigo.
Enzo y los demás estaban babeando, algunos incluso comenzaron a quitarse rápidamente los pantalones.
—César, Enzo, si se atreven a lastimarme, ¡los denunciaré y los meterán a la cárcel!
Lara estaba en verdad desesperada. Si estos tipos despreciables lo lograran hacer, ¿qué pensaría Faustino de ella?
—¡Vete al diablo! Aunque nos denuncies, primero nos acostaremos y luego veremos qué pasa.
César le dio una fuerte bofetada en la cara a Lara, rasgando su manga con lascivia. Al instante, un gran trozo de piel blanca y suave del hombro de la mujer quedó perfectamente al descubierto.
—¡Maldición, esta mujer es tan blanca…!
Los hombres se quedaron en ese instante boquiabiertos.
—No puedo aguantar más, ¡vamos a desnudarla de inmediato!
Se lanzaron ansiosos como feroces perros