Los temores se confirmaron. Al conocer la verdad, Luisa se sintió profundamente avergonzada y furiosa, su rostro alternando entre la palidez y el enrojecimiento.
¿Y quién era ella? ¡Nada menos que la nieta directa de Vicente, el legendario guerrero, uno de los siete grandes fundadores de la nación y mano derecha del antiguo jefe de estado!
Sus padres, hermanos y todo su clan familiar ocupaban posiciones de poder en el gobierno central, manejando gran autoridad y privilegios.
Por su posición, Luisa era una de las pocas personas en todo el país con semejante importancia. La gente común la respetaba, la temía y se apresuraba a congraciarse con ella.
Pero ahora resultaba que durante todo este incidente, Lorenzo y su abuelo la habían estado utilizando como una marioneta, ¡y todo esto frente a numerosos testigos!
¿Cómo podría soportar tal humillación?
De inmediato se acercó a Salvador y lo enfrentó:
—Maestro Salvador, después de toda mi protección, ¡me ha engañado deliberadamente por su egoí