El tiempo pasa realmente rápido cuando estás a gusto, cuando eres feliz, cuando quise darme cuenta había pasado un año a su lado, un maravilloso año en el que habíamos ganado en complicidad, se podría decir que nos conocíamos perfectamente con sólo una mirada, y el sexo era infinitamente mejor, por no hablar que, gracias a mis ideas de política exterior, estaba haciendo alianzas importantes con América. Estaba muy orgullosa de él.
Estaba tan feliz en mi nueva vida, que ni siquiera me acordé de la historia, de que estaba en el pasado, y de que aquella no era mi vida, sino la de María Antonieta.