Mis pasos resonaban por los pasillos de aquella institución de alto standing, por supuesto los ancianos no se podían quejar, de lo bien cuidados que estaban, pero, aun así, separados de sus seres queridos.
La vi en seguida, sentada junto a la ventana, mirando por ella, con la mirada entristecida, ignorando lo que su amiga le decía a su lado.
Me detuve a escasos metros, aterrada, sin poder continuar, porque estaba mucho más delgada que la última vez que la vi y mucho más deteriorada.
Caminé despacio hacia ella, apoyé mi mano sobre la suya y me agaché para observarla, necesitaba tocarla, abrazar a la única persona que necesitaba en aquel momento. Su reacción fue instantánea, me observó, estudiándome con la mirada, intentando encontrar a su nieta dentro de aquel cuerpo, y parec